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CREAMOS VIAJES

miércoles, 12 de febrero de 2014

CUEVAS LUMINOSAS, ¿DÓNDE?

     En Waikato, Nueva Zelanda, hay una atracción que ningún viajero debería perderse: se trata de las cuevas Waitomo . El espectáculo natural al que se asiste una vez dentro es difícil de contar y ni aún las fotografías pueden hacerle justicia. Es de esos lugares que sólo se entienden si se los ve con los propios ojos.



Dentro de Waitomo, en las paredes y techos de roca, viven miles de gusanos que brillan por sí mismos y hacen que el lugar parezca una vía láctea resplandeciente de estrellas. El nombre preciso de estas criaturas luminosas es arachnocampa luminosa y sólo se los encuentra en Nueva Zelanda.

Se cree que la edad de las cuevas en Waitomo es de billones de años y ya a principios de siglo XX eran utilizadas como atractivos para el turismo. Este deseo por conocer lo que habita en las cavidades más profundas de la tierra hizo que nunca hayan dejado de pasar visitantes curiosos.

Las visitas guiadas son otra opción para el asombro: deambular por 250 metros de pasillos en lo profundo de la tierra hasta desembocar en “la catedral”, cuya acústica es asombrosa. Allí, tomar el paseo en bote por el lago que se extiende bajo el techo abovedado. Sin dudas, es la mejor manera de apreciar este fenómeno tan original. Además de la Cueva de los gusanos brillantes, también se pueden visitar la Ruakuri, la Aranui y la Gardner.





El bote se adentra en las aguas y al mirar hacia arriba la maravillosa luz emanada por estos gusanos hacen de esta una experiencia mágica para cualquiera. Difícil de imaginar que algo así es posible. 


La cueva Waitomo era conocida por todas las personas de esta localidad desde siempre pero recién cuando fue explorada por Tane Tinorau, un jefe maorí, en el año 1887, se descubrieron las demás cavernas subterráneas. La primera en encontrar fue la Glowworm Grotto.

Al principio, y hasta que sus ojos se ajustaron a la oscuridad reinante, no entendió ni el jefe maorí ni Fred Mace, el inglés que lo acompañaba, ante qué se encontraban. Las lucen que se reflejaban en el agua eran emanadas por centenares de gusanos luminosos. En sucesivas exploraciones, Tinorau descubrió otro nivel de cuevas y un acceso más fácil de transitar.


Ese fue el comienzo de Waitomo como centro de las visitas tanto de locales como de personas que llegan exclusivamente para conocer este increíble lugar. Desde 1889 que está abierta a los turistas, y en sus primeros momentos fue el mismo jefe Tinorau y su mujer se ofrecían de guías. Desde 1906 la Cueva estuvo en manos del gobierno, y fue restaurada a sus descendientes originales en 1989.




Estar dentro de la tierra es algo soñado, imaginen con pequeños gusanos iluminando la caverna. Mejor imposible.                                                                                                                                                                     


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